sábado

¡MALDITOS SEÁIS, IMPOSTORES!

"¡Cuánta razón tenía Platón al querer desterraros de su república, y cuánto mal nos habéis hecho, oh, poetas! ¡Qué amargo se ha tornado nuestro ajenjo con vuestra ambrosía! ¡Cuán árida y devastada encontramos nuestra vida después de sumir nuestra mirada en las perspectivas que abrís al infinito! ¡Qué terrible lucha han tenido vuestros sueños contra nuestras realidades, y cómo han pisoteado y hollado durante el combate nuestro corazón esos rudos atletas! […] Poetas, pintores, escultores, músicos, ¿por qué nos habéis mentido? poetas, ¿por qué habéis cantado vuestros sueños? Pintores, ¿por qué habéis fijado sobre la tela ese fantasma inaprensible que sube y baja del corazón a la cabeza con vuestra sangre, y habéis dicho: esto es una mujer? Escultores, ¿por qué habéis extraído el mármol de las profundidades de Carrara para hacer que exprese eternamente y a los ojos de todos vuestro deseo más secreto y fugaz? Músicos, ¿por qué habéis escuchado durante la noche el canto de las estrellas y de las flores, y lo habéis transcrito? ¿Por qué habéis compuesto canciones tan bellas que la voz más dulce que dice: Te amo, nos parece ronca como el chirrido de una sierra o el graznido de un cuervo? ¡Malditos seáis, impostores!"


Mademoiselle de Maupin

Théophile Gautier, 1835

lunes

LA DONCELLA

"...y aunque la de la poesía es menos útil que deleitable, no es de aquellas que suelen deshonrar a quien las posee. La poesía, señor hidalgo, a mi parecer, es como una doncella tierna y de poca edad y en todo extremo hermosa, a quien tienen cuidado de enriquecer, pulir y adornar otras muchas doncellas que son todas las otras ciencias, y ella se ha de servir de todas, y todas se han de autorizar con ella; pero esta tal doncella no quiere ser manoseada, ni traída por las calles, ni publicada por las esquinas de las plazas, ni por los rincones de los palacios. Ella es hecha de una alquimia de tal virtud, que quien la sabe tratar la volverá en oro purísimo de inestimable precio. Hala de tener el que la tuviese, a raya, no dejándola correr en torpes sátiras ni en desalmados sonetos; no ha de ser vendible en ninguna manera, si ya no fuere en poemas heroicos, en lamentables tragedias, o en comedias alegres y artificiosas; no se ha de dejar tratar de los truhanes, ni del ignorante vulfo, incapaz de conocer ni estimar los tesoros que en ella se encierra. Y no penséis, señor, que yo llamo aquí vulgo solamente a la gente plebeya y humilde; que todo aquel que no sabe, aunque sea señor y príncipe, puede y debe entrar en número de vulgo; y así, el que con los requisitos que he dicho tratare y tuviese a la poesía, será famoso y estimado su nombre en todas las naciones políticas del mundo."

Miguel Cervantes de Saavedra
DON QUIJOTE DE LA MANCHA